PRENSA

Abren juicio oral contra el padre, la tía y la abuela de la Reina Letizia


«Si según Keats “la belleza es la verdad”, la izquierda no puede ser sino bella»
Almuerzo en Lhardy el 2 de noviembre de 1931. Azaña, sentado el segundo por la izquierda, entre Alejandro Lerroux y Fernando de los Ríos  

Algunos de los cien participantes en la cena republicana celebrada el 13 de abril de 2012 en El Rincón de Lorca, promovida por UCAR Granada

14 de abril

Suculenta cena republicana. Señera. No por la calidad de los alimentos, que también, sino por la de los asistentes. Hay glamour en el Rincón de Lorca, lugar de la celebración. Como muy bien demostró Azaña, la belleza no está reñida con la izquierda. Es más, si según Keats “la belleza es la verdad”, la izquierda no puede ser sino bella. La atmósfera es luminosa; la disposición de las mesas, matemática e íntima; el salón, inspirador. Hay banderas republicanas por todas partes, en los muros, en las solapas de las chaquetas, en los vestidos. Y en las mentes.
            Ceno junto a Ángel Pertíñez, concejal de IU en Otura, y Manuel Sánchez Díaz, supervisor de obras del Ayuntamiento de Granada. ¡No paramos de hablar! Está llena de vértigo esta conversación a tres voces. ¡Todo sale en ella! Si el pacto de Izquierda Unida con el PSOE es bueno o no. Los piquetes de la última huelga. Si estos piquetes serían posibles en Cuba (tenemos a un educadísimo matrimonio cubano cenando con nosotros). Los problemas del Ayuntamiento de Otura. Y el antifranquismo militante. Manuel Sánchez nos cuenta cómo siendo un niño iba al kiosco de Puerta Real a recoger los ejemplares de “Mundo Obrero”, cuya simple posesión te conducía a la trena, para repartirlos clandestinamente entre los militantes. Lo acribillo de preguntas y él me cuenta y me cuenta...
Amo a esta gente de convicciones firmes y de comportamiento valeroso, que han sufrido y que, precisamente por ello, te acogen sin doblez, por ti mismo, no por el relumbrón social.
            Cenamos en la casa donde el “obrero amaestrado” fue a detener a García Lorca, a unos pasos del Gobierno Civil de entonces, hoy Facultad de Derecho, primera estación del poeta de Fuente Vaqueros en su camino hacia el Gólgota. ¡Sólo nos separan cien metros! No resulta extraño que la República se vea ahí mismo, a la vuelta de la esquina.
            Es una cena al viejo‑nuevo estilo. Lo importante no es la comida, sino los postres. O sea, la palabra. Numerosos invitados la toman. El micrófono pasa de unos a otros. José Luis García Puche, ¡tan brillante, tan audaz, tan joven siempre! Antonina Rodrigo, que ha bebido en la fuente Castalia, con su Mariana Pineda, vieja conocida. Mercedes del Amo, a quien acompaña el hijo de Salvador Vila, el rector fusilado por los franquistas. Y muchos otros, de todas las edades y perspectivas, cada uno iluminando una parcela oscura del presente, que queda meridianamente revelado.
El cante arrebatador de Carlos Cruz “Hijo” remata la poesía de esta noche cargada de futuro. Y moviéndolo todo, entre bambalinas, el director de escena, el ex diputado Baltasar Garzón, que pone pericia y armonía en su obra. ¡Y qué obra! De ésas que quedan en el corazón. Y es que Baltasar sabe que el corazón manda. Los invitados se le cuadran a la salida. “¡Más República, maestro!”.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 17 de abril, 2012 

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